No hay nada como la adrenalina de caer en una ronda de bonificación inesperada o cómo esos carretes se alinean como por arte de magia. Es esa fusión de suerte, emoción y la pura imprevisibilidad lo que me mantiene volviendo por más. El juego de azar no se trata solo de ganar—se trata de la emoción del juego.